Monasterio de Zenarruza (Vizcaya)

 Monasterio de Zenarruza (Vizcaya)

El peso de la historia invade al ánimo del visitante -y del peregrino que transita por el Camino del Norte- nada más entrar en los vetustos muros de Zenarruza, la única colegiata de Vizcaya. Una tradición como centro de peregrinación vizcaíno que se remonta al siglo X, cuando los lugareños comenzaron a construir el primer edificio. Zenarruza alcanzó su esplendor en el siglo XVI, tras periodos de olvido y varios incendios. La iglesia, uno de los pocos edificios que queda en pie de la ampliación del siglo XVI, tiene un gran atrio de madera y un claustro renacentista de planta cuadrada. Alberga uno de los órganos más antiguos de Vizcaya. Lo comunidad de monjes trapenses que lo regente mantiene abierta también una hospedería./ Foto: Paco Nadal

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Valle Salado de Añana (Álava)

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El Valle Salado de Añana (Álava) , es una salina de interior, que aprovecha cuatro manantiales de agua salada que brotan de los alrededores, confluyendo en este valle. En él se encuentran numerosas eras que se llenaban con estas aguas, dejándose secar al sol para obtener sal. La explotación está documentada desde el siglo IX y aunque en el siglo XXI ya no se usa con fines productivos, se está recuperando como elemento turístico. Estas aguas salen del valle formando el río Muera.

La existencia de sal en Añana se explica por el fenómeno geológico denominado diapiro. En líneas generales, consiste en la ascensión hacia la superficie terrestre de materiales más antiguos debido a su menor densidad, del mismo modo que una burbuja de aire inmersa en aceite tiene un movimiento ascendente. El agua de lluvia caída sobre el diapiro atraviesa las capas de sal, aflorando de nuevo a la superficie en forma de salmuera. El conjunto de los manantiales existentes en Añana aportan un caudal medio de 3 litros por segundo, con una salinidad media superior a 250 gramos por litro. Mucho, en comparación con las aguas del Océano Atlántico con unos 36 g de sal por L, pero no llegando a los niveles de unos 350 g/l del Mar Muerto.

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San Sebastian (La Ciudad del Mar)

San Sebastián constituye un importante destino turístico tanto en el ámbito español como en el europeo. Son habituales las referencias periodísticas internacionales a las bondades turísticas de la ciudad. De hecho, y a modo de ejemplo, San Sebastián fue elegida por el periódico inglés The Guardian como «una de las cinco mejores ciudades de veraneo» del mundo, junto con BerlínEstocolmoNueva York y Ámsterdam.

Uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad es la gastronomía. También lo son los festivales de verano (Jazz, Quincena Musical y Cine). La bahía de La Concha, bordeada por su característica barandilla, es el símbolo turístico de San Sebastián. En el centro de la bahía se encuentra la perla de La Concha, que es la isla de Santa Clara.

Junto a la playa de Ondarreta, y siguiendo hasta el final el paseo que bordea la bahía, se llega al Peine del Viento, un conjunto escultórico elaborado por Eduardo Chillida y convertido en otro de los símbolos de la ciudad. Avanzando en sentido oeste por el paseo de La Concha se encuentra el singular Palacio de Miramar, construido en estilo inglés por la Casa Real española en 1893 y vendido al Ayuntamiento en los años setenta. Los jardines del palacio, abiertos al público, ofrecen unas espectaculares vistas a la bahía, al igual que el Parque de Atracciones Monte Igueldo, pequeño parque de atracciones de principios del siglo XX desde el que se obtienen unas vistas espléndidas de la bahía. Desde el Peine del Viento hasta Mompás, una salida de tierra al mar bajo el monte Ulía en el extremo oriental de la ciudad, recorriendo la bahía de La Concha, el pequeño puerto, el paseo Nuevo, la desembocadura del río y el paseo de la playa de la Zurriola, puede recorrerse un paseo marítimo de unos siete kilómetros de longitud sin cruzar un solo semáforo.

La senda del monte Jaizkibel (Guipúzcoa)

La senda del monte Jaizkibel (Guipúzcoa)

Una senda recorre el perfil más abrupto y quebrado del litoral guipuzcoano, el del monte Jaizkibel -el mayor acantilado costero del Cantábrico-, que separa Hondarribia y San Sebastián y desde cuyas alturas los pescadores vascos oteaban el Cantábrico en busca de ballenas. Un paseo extraordinariamente solitario y natural, pese a discurrir por una zona densamente poblada e industrializada, que transita por laderas verdes de helechos y praderas herbáceas que se funden con al azul del Cantábrico. La ruta empieza en el santuario de Guadalupe, en Hondarribia, y baja luego a la ría de Pasajes. Arriba, sobre la cresta de la sierra, se ven aún restos de torres defensivas de la Guerra Carlista. / Foto: Paco Nadal

Más info:Turismo de Hondarribia